El pasado 1 de junio El Salvador estrenó presidente, pero no cualquier presidente: tomó posesión uno, sino el que màs, atípico de toda su historia política. Nayib Armando Bukele Ortez, se convirtió en el sucesor de Salvador Sánchez Serén luego de una absoluta mayoría de votos en la que no fue necesario ir a segunda vuelta.
La polémica como presidente la originó desde la toma de posesión al llegar sin corbata, acto que muchas personas (sobre todo del corte conservador) indicaron que era una falta de respeto. Lo cierto del caso es que, con acciones como estas, sumado a su particular y peculiar estilo de girar instrucciones para gobernar, Bukele se ha convertido en el centro de atención de muchas personas.
Presidente Millenial
Reconocido como un “presidente millenial”, Bukele ha hecho uso de las redes sociales para girar sus instrucciones y el revuelo que ha causado no se ha hecho esperar. Despidos de funcionarios ligados al nepotismo de gobiernos pasados, instrucciones directas a funcionarios sobre trabajos e informes puntuales que se requieren y hasta bromas ácidas han sido parte de las publicaciones que el nuevo presidente salvadoreño ha realizado y que han sacudido las redes sociales.
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Sus apariciones oficiales en vestimenta fuera de protocolo, como en la toma de mando de Comandate General de las Fuerzas Armadas de la República de El Salvador a la que asistió con un chumpa de cuero, siguen haciendo de este recién nombrado presidente un punto de atención hacia este pequeño pais cuyos ciudadanos se han pronunciado de manera polarizada hacia su reciente gestión. Por un lado, se encuentran los detractores y por el otro aquellos que vitorean y aplauden sus decisiones vislumbrando esperanza ante el posible cambio que consideran que Bukele está propiciando.
Punto de Referencia
Si bien en determinado momento, el estilo de Bukele para gobernar y comunicarse con el pueblo en general pudiera estar siendo consdierado como populista; lo cierto del caso es que no ha necesitado de mayor inversión económica para incrementar su impacto en los medios, convertirse en un punto de atención y referencia y viralizarse de manera orgánica como pocas personas y marcas pueden jactarse.
Su estilo está siendo efectivo en cuanto a lograr alcance se refiere y, si bien pudiera se cuestionado, los resultados hablan por sí solos. Plataformas como SocialBlade, evidencian que en un período de 5 días, Buekele logró incrementar en 90,780 a sus seguidores en Twitter y, en más de una ocasión desde que es presidente de la república su apellido ha sido tendencia en esa red social.
Como gobernante le queda un espacio de tiempo largo por recorrer, lo atinado o no de sus decisiones y forma de hacerlo y comunicarlo será precisamente el tiempo y los implicados quienes se encargarán de juzgar y calificarlo. De momento lo único que es seguro es que, bajo ese estilo de gobernar, Bukele está dando paso a una nueva forma de política que sabríamos que llegaría pero que al verla ejecutar nos hace cuestionar si estamos preparados para ella.
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