Las elecciones 2019 llegan a su fin. Ha llegado el momento. No sabemos si el momento esperado, pero ha llegado. Estamos a pocas horas que los guatemaltecos se presenten a las urnas y puedan tomar decisión sobre quién será el próximo presidente constitucional.
¿Qué nos dejó la primera vuelta?
Dos opciones se tienen en las papeletas; sin embargo, ninguna de ellas está siendo del todo convincente para muchos guatemaltecos que siguen manifestando duda en cuanto a la idoneidad de ambas opciones. El proceso de elecciones 2019 se cierra con más dudas que certezas.
Estadísticas de miedo
Haciendo énfasis en las diferencias políticas que tienen entre ellos, Dionisio Gutiérrez Mayorga le ha hecho saber en reiteradas ocasiones a la candidata Sandra Torres, su descontento hacia su participación. Las estadísticas mostradas por Gutiérrez Mayorga se convirtieron en su punto de anclaje para emitir opiniones, no solo directas, sino contundentes en cuanto a las complicaciones nacionales que, desde su punto de vista, traería la toma de poder por parte de Torres.
Poca esperanza, mucho escepticismo
Lo cierto del caso es que el panorama en general no resulta esperanzador para muchos. Pudiera ser sorprendente, pero tristemente se ve natural, la actitud escéptica ante la que diferentes sectores se encuentran en relación con el bienestar del futuro en Guatemala.
La falta de transparencia, pasados manchados con acusaciones, un presente incierto en cuanto a las alianzas y favores electorales que se están adquiriendo no hacen otra cosa sino dibujar una capa gruesa de neblina que hace un caminar pausado, temeroso y con muchas dudas.
Todos queremos apostar a ganar. El énfasis primario en toda elección que la persona haga está centrado en buscar el mayor beneficio posible de esa elección; sin embargo, en esta ocasión , en el proceso de elecciones 2019, el guatemalteco común considera que no hay opción de ganar. Aún en el pensamiento más optimista, la realidad de la situación aflora y hace ver que no puede quedarse en la confianza pasiva el resultado que se obtenga este 11 de agosto. Se requiere de seguir actuando, de seguir proponiendo, de ser un protagonista dentro del cambio que se espera.
Gran desafío
Este proceso electoral está dejando muchos desafíos y, sin lugar a duda, uno de los mayores consiste en pasar de la posición de observador a la de actor. El país está frente al desafío de encontrar personas que surjan con un espíritu de generar bienestar a realizar acciones y propuestas concretas que le permitan ya dejar de escoger “lo menos malo” o buscar una opción donde “se pierda lo menos posible”. Todo lo contrario, queda un camino por recorrer en el que se puedan construir oportunidades para encontrar el mayor beneficio para todos.
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