El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “Democracia” como la forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos. De la misma manera utiliza dentro de sus definiciones: forma de sociedad que practica la igualdad de derechos individuales, con independencia de etnias, sexos, credos religiosos, etc.
Por otro lado, se dice que Partido Político es el conjunto de individuos que se reúnen y trabajan en conjunto con el objetivo de acceder al poder y concretar sus propuestas para la organización social. En otras palabras, los partidos políticos están regidos por teorías y creencias que explican su forma de interpretar la realidad.
Cuestión de Interpretación
“Interpretar” una palabra muy poderosa e influyente para generar controversia, pues desde la perspectiva de cada quién y desde su propia forma de ver las cosas. Seguramente la realidad no es como es, más bien es cómo se llega a interpretar. ¿No será acaso ese el problema entre la relación complicada que existe entre la democracia y los partidos políticos? ¿Acaso no será el hecho que cada quién ha tomado “partido” de su propia interpretación sobre lo que en realidad significa la democracia? Y al día de hoy, se ha pulverizado el concepto de ella al punto que por momentos pareciera que la Democracia y el Estado de Derecho parecieran no ser la mejor manera para el gobierno de un país.
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Si bien los cimientos para la construcción de la democracia republicana se encuentran en la justicia y división de poderes, tal pareciera que se hace necesaria una confabulación de los mismos a favor de intereses particulares. Esto en definitiva, hace cada vez menos creíble que, en la práctica, estemos viviendo bajo un régimen democrático.
Una historia difícil
Bajo el régimen democrático que hemos vivido en los últimos años, el resultado es desastroso: dos presidentes se encuentran actualmente en prisión, uno fue condenado en el extranjero, otro se encuentra prófugo y mientras el actual gobierno es fuertemente señalado y cuestionado por temas de corrupción, pocos o ningún guatemalteco tiene un buen recuerdo del resto.
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La oportunidad del fracaso.
Pero ¿realmente es la democracia en sí la que ha fallado o más bien se trata de una interpretación fallida de aquellos que han llegado a ejercer el poder? La libertad y la democracia son dos elementos que van de la mano en los países que caminan en la ruta del desarrollo. Valdría entonces la pena considerar lo dicho por Dionisio Gutiérrez Mayorga: “Mientras la democracia no se ejerza adecuadamente, no existe nación, no hay país, lo que hay es territorio” Sin embargo, no debemos perder la esperanza, debemos reconocer que el fracaso no es el fin de todo: el fracaso es la oportunidad que se nos presenta para levantarnos y tener cuidado de las decisiones que tomaremos para no caer nuevamente en el mismo error.
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