Cómo combatir la corrupción hace crecer la economía (en cualquier país del mundo)

En Guatemala el crecimiento económico se está haciendo más lento. Ante estos datos, más de un oportunista se ha apresurado a asegurar que la causa es el combate a la corrupción, pero esto no es verdad.

Uno de los tanques de pensamiento más respetados en temas económicos, el ICEFI (Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales), realizó un estudio al respecto y encontró que “la lucha contra la corrupción y la impunidad no está teniendo impactos negativos sobre las finanzas públicas ni sobre la economía guatemalteca en general”.

Las causas por las que la economía está creciendo menos son otras, distintas al combate contra la corrupción y la impunidad.

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Pero más allá de eso, los datos demuestran que el crecimiento económico se empezó a reducir desde 2014, y el primer gran caso de corrupción que el Ministerio Público y la CICIG destaparon fue hasta en abril de 2015. Dicho de otra forma, la economía ya estaba reduciendo su crecimiento antes de que la lucha contra la corrupción tomará fuerza.

Hay tres puntos que vale la pena comprender de la relación entre la economía y el combate a la corrupción, que hoy son una realidad sólida en Guatemala, pero que aplican a cualquier país del mundo:

La corrupción sí tiene un efecto negativo en la economía y el desarrollo (en Guatemala y cualquier país del mundo).
Mientras mayor es la transparencia en el sector público (es decir, que hay menos corrupción), será igualmente mayor el crecimiento económico.
Combatir la corrupción no tiene ningún efecto negativo en la economía.

Por qué la corrupción es tan dañina

La corrupción existe y está presente en todo el mundo, desde países en vías de desarrollo, que es el caso de Guatemala, hasta los más desarrollados.

Pero el problema se agrava seriamente cuando se empieza a pensar que la corrupción es normal, cuando se convierte en parte del sistema. Pensar que porque está en “todos lados” y “todos” lo hacen, entonces “así es y ya”, hace que se convierta en una práctica institucionalizada.

Entonces la economía deja de crecer y no hay desarrollo. En buena medida porque las instituciones son menos eficientes y los recursos se pierden (y son robados). La calidad de vida de los ciudadanos disminuye cada vez más.

Fernando Chang lo expresa así en una publicación de Plaza Pública: “Si no desterramos la corrupción, cualquier crecimiento económico que logremos siempre será de coyuntura y nunca habrá de convertirse en desarrollo”.

El verdadero efecto de combatir la corrupción

Cuando el combate a la corrupción es exitoso, cosas buenas pasan.

Por ejemplo, si no hay sobornos que pagar, las empresas mejoran su competitividad y ganancias, impactando en la economía nacional.

Las empresas no quieren invertir en un país con un régimen político poco claro, donde las leyes se quedan en papel, mucho menos en un lugar con una calificación de riesgo alta. Pero cuando no hay corrupción mejora la calificación de riesgo, al mismo tiempo que hay instituciones fortalecidas y marcos legales claros que permiten el aumento de inversión extranjera directa.

Al reducirse las contrataciones por nepotismo (que alguien llegue a un cargo público por “cuello”), las personas que ocupan las plazas serán las idóneas y esto fortalece la institución y la hace más eficiente.

Se fortalece la recaudación fiscal, porque hay un aumento de confianza en las instituciones y la inversión pública.

Con instituciones, inversión pública y ejecución del presupuesto eficientes, el reflejo será en la reducción de la pobreza y desigualdad social. Así, también la violencia y delincuencia disminuyen.

Y estos son sólo algunos ejemplos.

Al final lo que tenemos que saber es que la corrupción tiene un efecto económico negativo, pero que su combate trae más y mejores oportunidades a largo plazo. Entonces, ¿por qué no apoyar el combate a la corrupción?

Fuentes: