Las elecciones presidenciales en Guatemala se están calentando a medida que el país se prepara para elegir a su próximo líder en medio de un panorama lleno de candidatos. Con cerca de 23 candidatos compitiendo por el primer puesto, la carrera se ha caracterizado por la falta de un claro favorito, ya que ningún candidato cuenta con más del 6% de aceptación en las encuestas. Sin embargo, dos mujeres se han perfilado como cabezas de cartel con casi el 20 por ciento de las intenciones de voto cada una, según los últimos sondeos.
Una de las principales candidatas es Zury Ríos, hija de un antiguo general golpista, que ha estado haciendo campaña sobre una plataforma de ley y orden, prometiendo tomar medidas enérgicas contra la delincuencia y la violencia en el país. Ha ido ganando apoyo entre los votantes conservadores, que la ven como una líder fuerte y decidida.
La otra candidata destacada es Sandra Torres, ex primera dama de una administración muy corrupta, que ha hecho campaña con una plataforma de justicia social y reforma económica. Ha ido ganando apoyo entre los votantes progresistas, que la ven como una defensora de los pobres y marginados.
A pesar de sus antecedentes e ideologías muy diferentes, ambas mujeres han logrado captar la atención y el apoyo del electorado guatemalteco, que busca un cambio tras años de inestabilidad política y corrupción.
Sin descartar la posibilidad de que se cuele un outsider, los candidatos recorren el país haciendo promesas y recabando apoyos para ganarse a los votantes.
Los ojos están puestos en Guatemala, que se prepara para elegir a su próximo líder, y es probable que el resultado de las elecciones tenga implicaciones significativas para la región.
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