La esperada secuela de Gladiador ha generado más críticas que aplausos. Aunque la primera entrega tomó amplias libertades históricas, logró cautivar al público con su épica narrativa y personajes memorables. Sin embargo, Gladiador 2 lleva estas licencias a un nivel que ha resultado difícil de aceptar, incluso para los espectadores más indulgentes.
Uno de los mayores problemas es la flagrante invención de hechos históricos. El personaje de Lucio Vero, presentado como nieto de Marco Aurelio, en la realidad histórica fue hermano adoptivo de Marco Aurelio y co-gobernante del Imperio Romano hasta su muerte a los 31 años, víctima de la plaga antonina. Además, la madre de Lucio en la película, Lucila, hija mayor de Marco Aurelio, realmente murió ejecutada por traición décadas antes de la ambientación de la secuela.
El guion también está plagado de errores desconcertantes. En una escena surrealista, se muestra a personajes romanos leyendo periódicos, algo completamente anacrónico en el siglo III. Además, el conflicto entre los emperadores hermanos Geta y Caracalla, que en la realidad fue prolongado y sangriento, se reduce a un breve enfrentamiento en la película. Por si fuera poco, la aparición de unos babuinos en el Coliseo, con un diseño que parecía sacado de una película de ciencia ficción, dejó a muchos espectadores desconcertados.
Otro detalle polémico es la representación del personaje de Denzel Washington como Macrino. Aunque el verdadero Macrino fue un noble originario del Norte de África y brevemente emperador, la película lo reimagina como un traficante de esclavos y lo presenta con características que no concuerdan con los registros históricos.
Aunque Gladiador 2 intenta construir un drama épico, sus errores históricos y exageraciones han eclipsado cualquier mérito cinematográfico, dejando a los fans de la original con un amargo sabor de decepción.
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