¿Qué tienen en común Helen Mack, Dionisio Gutiérrez , Emilio Méndez y Lenina García?

Periodistas, activistas sociales, empresarios, académicos, autoridades indígenas y líderes estudiantiles, todos sentados a la misma mesa, una mesa simbólica como la de Camelot, redonda. Allí todos son iguales, todas las voces valen lo mismo aunque expresan ideas distintas, todos buscan un mismo objetivo: una Guatemala mejor. Así es el Frente Ciudadano contra la Corrupción.

Ciudadanos comprometidos

Quienes buscan seguir bajo la protección de la impunidad, han fabricado obstáculo tras obstáculo para impedir que continúe el trabajo del equipo del Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala -CICIG-.

Por eso, ciudadanos comprometidos con el país, reconociendo la importancia de la lucha contra la corrupción, dieron un paso al frente, conformando el Frente Ciudadano contra la Corrupción.

Desde su presentación en febrero de 2018, manifestaron que están “dispuestos a asumir y defender la lucha contra la corrupción”. Reconocen, además, que esta lucha también se debe llevar a la vida personal, con un cambio de actitud y el compromiso de hacer las cosas diferente.

Pero sus acciones van más allá de una mera presentación. Desde entonces han seguido de cerca la elección y transición de Fiscal General, se han reunido con varios actores del sector justicia, de igual manera han hecho una serie de llamamientos al Congreso.

Y todo apunta a que la fiscalización y acompañamiento continuará.

La importancia de la unión de sectores diversos

Las acciones del Frente Ciudadano contra la Corrupción son muy importantes en la lucha contra la corrupción, sobre todo porque reflejan el sentir de una buena parte de la sociedad guatemalteca, ya que se ve representada en la pluralidad de sectores que conforman este movimiento.

Guatemala ha sido un país con una historia marcada por divisiones, por la negación de la diversidad, por la dificultad para crear puntos de encuentro y diálogo. Y este es uno de los grandes aportes del Frente Ciudadano contra la Corrupción, buscar el consenso y lo mejor para todos sin dejar ningún sector de lado.

Como bien señala David Martínez-Amador en una publicación en Plaza Pública, la pregunta no es por qué existe un movimiento como éste, sino porqué no había surgido antes.

Encontrar un punto medio donde se pueda construir un estado de derecho verdadero, basado en la legalidad, que fomente la transparencia, sin impunidad, sólo será posible si se erradica la corrupción.

Para ello, el Frente Ciudadano contra la Corrupción decidió unirse desprovisto de posiciones ideológicas, sociales, políticas o económicas, y aportar desde las diferencias. O como lo diría Luis Miguel Reyes: “podemos darnos la mano en temas importantes sin traicionar nuestros principios”.

Fuentes: